Proyecto de Declaración de consternación por el asesinato de Susana Beatriz Moyano Expediente Nº39946

LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

DECLARA

Su consternación por el crimen de Susana Beatriz Moyano, madre de Fernando Albareda, militante de H.I.J.O.S, y viuda de Ricardo Fermina Albareda, subcomisario desaparecido por la última dictadura.

Así mismo reclama el urgente esclarecimiento de los hechos.

FUNDAMENTOS 

El día viernes 2 de agosto encontraron a Susana Beatriz Montoya, de 74 años, muerta en su casa. Presentaba signos de haber sido víctima de un violento ataque: tenía un golpe en la cabeza y una puñalada en su cuello. En una pared de la casa escribieron: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”.

Su hijo Fernando ALbareda, militante de H.I.J.O.S, recibió el 8 de diciembre amenazas en su casa, con carteles que decían “Sos hijo de Terrorista. Se te terminaron los amigos de la Policía. No vayas más a la ESC (escuela) ni a la Jefatura. Va a morir. Te vamos a juntar con tu papito”, además le dejaron 6 balas en la puerta.

El padre de Fernando y marido de Susana fue Ricardo Fermín Albareda, subcomisario de la Policía de la provincia de Córdoba y militante del ERP. Ricardo fue secuestrado el 25 de septiembre de 1979 por una patota comandada por Raúl Telleldín, el jefe del Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2). Ricardo fue torturado brutalmente y asesinado en el CCDTyE Chalet de Hidráulica y hasta el día de hoy continúa desaparecido. Su crimen fue juzgado en 2009 en el juicio Menéndez II.

El asesinato de Susana conmocionó a la sociedad cordobesa y puso en alerta a los organismos de DDHH. La Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos emitió un comunicado donde exigen la investigación urgente y la protección de Fernando y toda su familia, a la vez que remarcan que los discursos de odio que circulan permanentemente son peligrosos y pueden llegar a la acción.

Los discursos de Milei negacionistas del genocidio, la visita de diputados de La Libertad Avanza al genocida Astiz, los desfiles militares con genocidas en los palcos y numerosas acciones reivindicativas del terrorismo de Estado actúan como un paraguas que ampara, legitima e instala una sensación de impunidad para ataques aberrantes de este tipo. Por eso es fundamental que nos pronunciemos enérgicamente en repudio de estos hechos y exigiendo su urgente esclarecimiento.

En un caso tan grave como este, la sola sospecha de que la policía pueda estar involucrada, es razón suficiente para apartarla de cualquier tarea relacionada con la investigación. Necesitamos juicio y castigo a los culpables y para eso debemos llegar a la verdad de lo sucedido. Para avanzar en esa dirección, es necesario conformar una Comisión Investigadora Independiente, integrada por familiares, organizaciones de derechos humanos y personalidades de trayectoria intachable, que sean una verdadera garantía de verdad y justicia por Susana.

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