Córdoba destina millones a financiar a las escuelas de la Iglesia católica y exime de impuestos las propiedades de la curia. Ese dinero es usado por esta institución, enemiga histórica de nuestros derechos, para enfrentar avances sociales e intentar disciplinarnos.
La exigencia de separación de la Iglesia y el Estado crece al compás de la marea verde y el movimiento de la disidencia sexual.
Respetamos las creencias de todes y por eso defendemos un Estado laico sin la intromisión de la Iglesia en nuestras vidas. Además proponemos eliminar los símbolos religiosos de los establecimientos públicos, los subsidios a las escuelas confesionales y las exenciones impositivas a la Iglesia, también prohibir a los clérigos estar a solas con menores y conformar una comisión investigadora independiente para llegar al fondo de la verdad sobre los casos de abuso eclesiástico.