Proyecto de Declaración Nº  38594/D/24 – Declaración de preocupación por la posible privatización de las Plantas de Fabricaciones Militares

LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

DECLARA

Su preocupación ante la posibilidad de privatización de las plantas de Fabricaciones Militares de Villa María y Río Tercero, contemplada en el proyecto de la llamada ley de “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”.

Asimismo, insta a los diputados y senadores por Córdoba a que se abstengan de apoyar cualquier proyecto que vaya en el sentido de cerrar o pasar a manos privadas estas empresas que tienen valor estratégico e histórico y gran importancia económica para nuestra provincia.

FUNDAMENTOS 

En el proyecto original de la Ley de “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” se establecía como empresas públicas sujetas a expropiación las de Fabricaciones Militares, incluídas las que se encuentran en nuestra provincia. Con esa preocupación, sus trabajadores se acercaron a  nuestro bloque para solicitar que la Legislatura se pronuncie, lo que para nosotros es absolutamente pertinente. Aun cuando los trascendidos daban a conocer que en el dictamen del 6 de febrero se habían retirado éstas y otras empresas del listado a privatizar, lo cierto es que la intención de privatizar existe y por lo tanto, el peligro continúa latente. Incluso ahora que la Ley volvió a foja cero y todo lo que se había negociado puede ser desestimado. En ese contexto, es fundamental que tomemos posición en defensa del patrimonio provincial.

Como aporte a la comprensión de la importancia de ambas fábricas, comparto una breve reseña que puede ser útil.

En 1937 se fundó la Fábrica de Pólvoras y Explosivos “Villa María” y en 1936 fue creada por iniciativa del general Manuel Savio la Fábrica Militar de Munición y Artillería “Río Tercero” que en 1943 completó su primera producción integral de munición. Ambas plantas productivas pertenecen a la empresa argentina Fabricaciones Militares Sociedad del Estado (FMSE). En nuestra provincia la ex Dirección General de Fabricaciones Militares, llegó a contar con una planta, ya cerrada, en San Francisco. Estas fábricas, si bien surgieron con el propósito de proveer a las Fuerzas Armadas sirvieron a lo largo de su historia a muchos desarrollos de la industria civil.

La Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) se conformó en octubre de 1941 sobre la base de las fábricas militares existentes: la Fábrica Militar de Aviones, la Fábrica Militar de Munición de Artillería, la Fábrica Militar de Aceros, la Fábrica Militar de Armas Portátiles, la Fábrica Militar de Río Tercero y la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María. En pocos años a esas plantas se sumarían más de una docena de nuevos emprendimientos industriales. La DGFM se constituyó como entidad autárquica dependiente del Ministerio de Guerra con aportes del presupuesto nacional. Su objetivo era desarrollar la producción de insumos y materiales básicos y “estratégicos” en forma directa o indirecta, elaborar planes tendientes a la movilización de la industria bélica privada y estimular el desarrollo de industrias afines. Durante esos primeros años, la DGFM realizó exploraciones del territorio para la identificación y puesta en producción de diversos minerales como los yacimientos de hierro descubiertos en Jujuy que permitieron conformar un primer emprendimiento siderúrgico, Altos Hornos Zapla (AHZ). Luego también avanzó en su integración al incorporar una acería y laminadores. Con el correr de los años la DGFM conformó otros emprendimientos de industrias químicas, petroquímicas, electro metalúrgicas, mineras, etc.  Algunas de las plantas vinculadas a la fabricación de armamentos derivaron luego en la producción de otro tipo de bienes requeridos por el Estado. Por ejemplo, la FM de Río Tercero, por pedido de YPF elaboró a fines de la década de 1950 camisas para bombas de inyección y conducción de acero especial, válvulas y repuestos para exploración y explotación petrolífera. Por su parte, desde 1950 la FM San Francisco, creada en 1942, produjo en sus talleres de forja discos de arado y, desde los años sesenta, material ferroviario, como vagones tolva y de pasajeros.

Distintas políticas de retiro del Estado y privatización encaradas a fines de la década de 1970 durante la última dictadura cívico militar trajeron consigo el desmantelamiento de la DGFM. Las políticas neoliberales de José Alfredo Martínez de Hoz tuvieron un pico a fines de 1980 con más de cien empresas que se encontraban en poder del sector público privatizadas, disueltas, liquidadas o concesionadas, y otras cincuenta en proceso de privatización, entre las que se encontraban Aceros Ohler y Altos Hornos Zapla Construcciones SA, vinculadas a la DGFM. Los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem profundizaron este proceso y grandes empresas extranjeras se fueron haciendo cargo de la explotación de esos bienes e industrias.

Tras la trágica explosión de la fábrica de Río Tercero en 1995, hubo una nueva avanzada con el propósito de privatizar la FM de Pólvoras y Explosivos de Azul (Buenos Aires), la FM Fray Luis Beltrán, la de Río Tercero y la de Pólvoras y Explosivos de Villa María, que aún permanecían en poder de la DGFM. La repartición fue separada del Ministerio de Defensa e incorporada al Ministerio de Economía con el propósito de llevar a cabo la “finalización” del proceso de privatización. La privatización de estas fábricas no se concretó, e incluso una ley en julio de 2000 creó una comisión, representada por los ministerios de Defensa, Economía y del Interior, para recuperar la capacidad de producción.

Hacia 2006 cuando la repartición dejó de estar “sujeta a privatización” y pasó del área del Ministerio de Economía a depender del Ministerio de Planificación hubo algunos atisbos de reactivación aunque manteniendo el objetivo de que la dependencia fuese rentable. En ese contexto se dio una modificación y reorganización de la distribución en planta en Río, para incrementar los volúmenes de producción.

En 2014 se inauguró una fábrica de explosivos en Jáchal, San Juan, que es la primera planta inaugurada desde 1950.

Hacia 2015, DGFM producía cuatro veces más municiones de bajos calibres y más del doble de toneladas de explosivos para minería que diez años antes. En el mismo período, se habían incorporado más de mil trabajadores a la repartición.

En 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri se cerró la planta de Azul dejando sin trabajo a 220 empleados. La planta fue recientemente reabierta en 2023 con más de 120 trabajadores.

Actualmente Fabricaciones Militares se organiza en cinco “áreas de negocios”: Defensa y seguridad; Metalmecánica; Minería y petróleo; Químicos y fertilizantes; y Transporte.

Hoy en la planta de Villa María trabajan 420 personas, se procesan quince clases de pólvoras monobásicas y bibásicas con destino a la artillería de campaña, artillería antiaérea, infantería y deportiva.

En la Fábrica Militar de Río Tercero se desempeñan 380 trabajadores. Allí se desarrolló con el CITEDEF un sistema de mejoramiento de cañones del Ejército, el proyecto CITER III. También se fabrica herramental minero para YCRT (Yacimientos Carboníferos Río Turbio). La división de metalmecánica para minería de la FM de Río Tercero comprende tanto la manufactura de arcos de acero para el soporte de galerías principales y secundarias en explotaciones mineras como de tubos de ventilación, empleados para la ventilación en las minas subterráneas.

También se encuentra en desarrollo la producción de material rodante ferroviario.

Podría seguir desarrollando más aportes que hacen estas fábricas al desarrollo científico, tecnológico y productivo, tanto para la defensa como para uso civil, ya que son numerosos los aportes que se hacen en colaboración con otras instituciones estatales como INVAP, privadas, universitarias y científicas. Pero el objeto de esta fundamentación es señalar con un breve repaso la fundamental importancia que tienen estas fábricas a todo nivel. Se trata de instituciones que forman parte del patrimonio cultural, histórico, productivo, estratégico y económico de nuestra provincia. Se trata además del sustento de cientos de familias que movilizan las economías de dos regiones del interior provincial. Con lo cual cualquier iniciativa que ponga en riesgo la continuidad de estas fábricas o su paso a manos privadas implicaría no solamente una renuncia a la soberanía, por dejar a cargo de privados una producción de importancia estratégica para la defensa nacional, sino también un grave perjuicio económico para nuestra provincia, no sólo por los puestos de trabajo directos sino también por aquellos vinculados.

Por todo lo expuesto, solicito la aprobación de este proyecto.